PAZ AL FIN

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Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Apocalipsis 21:4

Una de las imágenes más poderosas y duraderas que mi esposa, Ruth, y yo guardamos en la memoria es la de los desfiles en Nueva York en celebración del fin de la Segunda Guerra Mundial. ¡La guerra al fin había terminado! Y no había palabras para describir el gozo de los que salvaron sus vidas.

Millones de serpentinas multicolores y montañas de confeti llovían sobre los héroes que regresaban, que habían peleado valientemente contra el enemigo y habían ganado. Amigos, familiares y conciudadanos danzaban en las calles para expresar su felicidad y emoción.

Era un tiempo de emociones muy fuertes: el gozo desinhibido, la esperanza exuberante en cuanto al futuro y el simple orgullo de los vencedores. Pero la emoción más profunda que hacía correr las lágrimas en las caras de madres, padres, abuelos, y aun en los más robustos combatientes, desde los soldados rasos hasta los generales, era el alivio.

¡La guerra había terminado! Habíamos alcanzado la victoria. Los soldados habían regresado. Y al fin había paz.

AHORA QUE HA REGRESADO DE LA GUERRA

Ahora que ha regresado a casa después de su guerra espiritual con Dios, también debe sentir un tremendo alivio. Con la ayuda de Dios, ha vencido a su enemigo, el diablo. Jesús lo salvó de la muerte al actuar como su escudo en la batalla. Dios lo rescató, lo renovó y lo regeneró. ¡Qué sentimientos tan increíbles de alivio y esperanza y felicidad debe estar experimentando ahora! Al fin tiene paz personal.

Aun así, como nuevo creyente, es probable que tenga muchas preguntas. Quizá se pregunte: Bueno, ¿y ahora qué? ¿Qué pasa cuando nos convertimos en seguidores de Jesús? Y esa es una pregunta legítima. Las siguientes son algunas cosas que se producen automáticamente cuando recibe ciudadanía en el Reino de Dios:

¡Dios lo perdona! ¡Piénselo! Todo pecado que haya cometido, sin excepciones, no importa cuán terrible o atroz sea, ya no es suyo. Jesús los puso todos sobre sí y quedaron clavados en la cruz con Él. Dios los perdona y los olvida. Usted es puro ante sus ojos. Usted es salvo.

¡Usted adoptado! ¡Se ha es convertido en hijo de Dios! Dios lo adoptó como su hijo amado. Usted es miembro de la familia real del cielo. Es un hijo del Rey, y nada puede cambiar esto.

La Biblia lo confirma: «Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús» (Gálatas 3.26). Esta es una razón por la que es importante que usted forme parte de una iglesia en la que se predica a Cristo, porque ahí estará con otros miembros de la familia de Dios.

¡Dios lo justifica! En el momento en que nació de nuevo, también recibió una nueva naturaleza y Dios lo justificó ante sus ojos. Justificado significa «como si nunca hubiera pecado». Es Dios declarando que personas impías son perfectas a sus ojos. Dios ahora lo ve por medio de la sangre de su Hijo perfecto, Cristo, quien lo lavó de sus pecados. Usted es puro y perfecto a los ojos de Dios.

¡Cristo vive en usted! Cuando recibió a Cristo como Señor y Salvador, Él fue a vivir a su corazón por medio del Espíritu Santo. La Biblia dice: «A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria» (Colosenses 1.27).

DE VIEJO A NUEVO

Los soldados que regresaron después de la Segunda Guerra Mundial descubrieron que mucho había cambiado mientras ellos estaban fuera del país. Y tuvieron que atravesar por un período de ajustes mientras se establecían en su nueva vida. De igual manera, puede esperar que ocurran ciertos cambios ahora que ha nacido de nuevo. Y tendrá un período de ajustes mientras se va estableciendo en su nueva vida espiritual con Dios.

Primero, porque Cristo ahora vive en usted, tendrá una actitud distinta hacia el pecado. Aprenderá a odiar el pecado así como Dios lo odia. Llegará a detestarlo y aborrecerlo, porque Dios no puede coexistir con el pecado: «Sabemos que el que tiene a Dios como Padre [¡usted!], no sigue pecando» (1 Juan 5.18, Dios Habla Hoy).

Segundo, querrá obedecer a Dios. La Biblia dice: «Nosotros podemos saber que lo conocemos, si guardamos de veras sus mandamientos» (1 Juan 2.3). Le será sumamente importante hacer lo que Dios dice que es correcto y evitar lo que Dios dice que es incorrecto. La Biblia será su compañera de todos los días.

Tercero, se esforzará por separarse del mundo en el que antes vivía. La Biblia dice: «No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él» (1 Juan 2.15). Y es por esto que eso es tan importante: «Pero lo malo de este mundo y de todo lo que ofrece, está por acabarse. En cambio, el que hace lo que Dios manda vive para siempre» (1 Juan 2.17, Biblia en Lenguaje Sencillo).

¡Para siempre! Cuarto, tendrá un nuevo amor por los demás. «Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte» (1 Juan 3.14). Dios es amor. Como sus hijos, también debemos «ser amor» a los que nos rodean. Va a querer orar por los demás y ayudarlos, en vez de pasarlos por alto u odiarlos.

PAZ EN SU CORAZÓN

La vida cristiana es la mejor manera de vivir. No pase por alto la ventaja que un cristiano tiene tanto ahora como por el resto de la eternidad.

¡Ahora! Jesús dijo: «He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» (Juan 10.10). No tenemos que esperar hasta morir para disfrutar de las bendiciones de ser hijos de Dios. Él promete que si vivimos conforme a sus pautas para la felicidad, ¡la vida será mejor ahora!

¡Eternamente! «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree [¡usted!], no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3.16).

¡Qué posibilidad! ¡Qué futuro! ¡Qué esperanza! ¡Qué vida! No cambiaría de lugar con la persona más rica e influyente en el mundo que no conoce a Cristo.

Yo sé de dónde vengo, sé por qué estoy aquí, y sé adónde voy, y tengo paz personal en mi corazón. ¡Su paz inunda mi alma! En Cristo tenemos paz aun en medio de los problemas y el dolor. La tormenta puede rugir, pero nuestros corazones descansan. ¡Al fin hemos hallado la paz personal!

 

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2 Comentarios

  1. ADELAIDA
    04 Sep 2023 09:56:20 Responder

    OH JEHOVA, TU HAS HECHO SUBIR MI ALMA DEL SEOL; ME HAS DADO VIDA PARA QUE NO DESCIENDA A LA FOSA. SALMOS 30:3— GRACIAS SEÑOR POR DARME EL REGALO DE SALVACION Y VIDA ETERNA JUNTO A TI

    • centecriv
      27 Sep 2023 08:42:31 Responder

      Amen

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