
1 Corintios 1:23 PERO NOSOTROS PREDICAMOS A CRISTO CRUCIFICADO…
EL VERDADERO EVANGELIO CONSISTE DE TRES COSAS:
- Hay el misterio de su doctrina, es decir, lo que debemos
- Hay la santidad de sus mandamientos, es decir, cómo debemos
- Hay la pureza de su adoración, es decir, cómo nuestra profesión de fe y obediencia son proba
El fundamento de la verdadera santidad y la verdadera adoración cristiana es la doctrina del evangelio, o sea lo que debemos creer.
Entonces, cuando la doctrina cristiana es descuidada, abandonada o corrompida, entonces la verdadera santidad y adoración serán también descuidadas, abandonadas y corrompidas.
Muchos profesan creer la verdad y sin embargo no la obedecen (Tito 1:16, 2Tim.3:5).
La obediencia que el evangelio exige es “la obediencia de la fe” (Rom.1:5).
Los creyentes deben ser “obedientes a la fe” (Hech.6:7). La gracia de Dios es lo que enseña a los hombres a vivir “sobria, justa y piadosamente en este mundo” (Tito 2:11-12).
Entonces, cuando la doctrina del evangelio es descuidada o abandonada, esto resultará en el abandono de la verdadera santidad y adoración evangélicas.
El apóstol Pablo declaró al fin de su ministerio que “había guardado la fe” (2Tim.4:6-8). Esta había sido una de sus preocupaciones principales a lo largo de su ministerio. No había sido fácil para el apóstol “guardar la fe”. Esto involucraba severas luchas y combates. Cuán diferente era la actitud de Pablo de muchos que hoy en día piensan que es un asunto fácil “guardar la fe”. Era también una preocupación principal para el apóstol Pablo, que Timoteo también “guardara la fe” (1 Timoteo 6:20-21; 2 Timoteo 1:13-14). Pablo encargó a Tito que reprendiera a aquellos que eran propensos a descuidar o abandonar las verdades del evangelio a cambio de las fábulas judías y los mandamientos de los hombres (Tito 1:13-14). Judas llama a todos los creyentes a que “contiendan ardientemente por la fe” porque muchos están muy dispuestos a corromperla y abandonarla (Judas 3).
Uno pensaría que las primeras iglesias plantadas y adoctrinadas por los apóstoles, tendrían una gran ventaja en cuanto al conocimiento del misterio y la verdad del evangelio. Los apóstoles revelaron a ellos “todo el consejo de Dios” y no rehusaron anunciarles nada que les fuese útil (Hechos 20:18-21, 26- 27). Su autoridad procedía directamente de Cristo y eran absolutamente infalibles en todo lo que enseñaban. Pensaríamos entonces que las iglesias primitivas habrían guardado pura la fe y que no se habrían apartado de ella.
La iglesia en Corinto fue plantada por Pablo y regada por el gran evangelista Apolos. Y, sin embargo, después de un período de 5 o 6 años, muchos de esa iglesia habían negado la resurrección de los muertos (1 Corintios 15:12-18).
Las iglesias de Galacia también fueron plantadas por Pablo. El les instruyó en todo el consejo de Dios. Ellos le trataron como si fuera un ángel de Dios, le recibieron como si fuera Jesucristo mismo y le estimaron más que a sus propios ojos (Gálatas 4:14-15). Sin embargo, después de un breve período de tiempo, ellos cayeron de la doctrina de la gracia, la justificación solo por la fe, para buscar una justicia por las obras de la ley.
Esto asombró tanto a Pablo, que él pensaba que habían sido embrujados (Gálatas 3:1). A pesar de la clara demostración de la verdad que ellos habían recibido y el poder de la palabra que habían experimentado, ellos apostataron repentinamente de la verdad.
Entonces, no deberíamos pensar que es extraño si los cristianos hoy en día llegan a apostatar fácilmente del evangelio, después de haberlo recibido.
Las cartas del apóstol Pablo a Timoteo y a Tito están llenas de advertencias respecto a la predisposición de toda clase de personas a apostatar de la verdad. Juan también en sus epístolas habla sobre la apostasía y advierte a los creyentes del peligro de caer en ella; Judas hace lo mismo en su epístola. Casi todas las iglesias (las siete de Asia menor) mencionadas en el libro de Apocalipsis fueron acusadas de apostasía por Cristo mismo.
Entonces, si las iglesias apostólicas cayeron fácilmente en la apostasía, aún cuando los apóstoles todavía estaban vivos, nosotros que no tenemos las mismas ventajas que ellos, ¿Dejaremos de velar y descuidaremos el uso de todos los medios para guardarnos a nosotros mismos de caer en ella? Y ¿Qué decir de las iglesias que siguieron, cuando la revelación neotestamentaria fue completada y los apóstoles estuvieron muertos?
Mientras aún estaba vivo, Pablo advirtió a los líderes de la iglesia de Éfeso diciendo: “yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al ganado”. El les advirtió también que “de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas, para llevar discípulos tras sí”. (Hechos 20:29-30).
Pedro también advirtió acerca de los falsos maestros que estarían entre ellos, introduciendo secretamente herejías de perdición, negando aún al Señor que los rescató, quienes atraerían destrucción repentina sobre sí mismos. Además, Pedro advirtió que muchos seguirían sus caminos destructivos, a causa de los cuales la verdad sería blasfemada (2 Pedro 2:1-2).
La necesidad de la advertencia que Pablo dio a los ancianos de Éfeso, es vista por el juicio que Cristo pronunció con posterioridad contra esta iglesia (Apocalipsis 2:4-5). Pablo también da a Timoteo advertencias fuertes respecto a una apostasía venidera (2 Timoteo 4:1-4); 1Timoteo 4:1-2).
Los otros apóstoles también advirtieron a las otras iglesias respecto a una apostasía que se les acercaba (Judas 17-18). Juan advierte respecto a la venida del anticristo y Pablo también advierte a los creyentes en Tesalónica, respecto a la venida del “hombre de pecado” (2 Tesalonicenses 2:3-6).
Entonces, el fuerte testimonio del Espíritu Santo en aquellos días era que la iglesia visible apostataría de la fe. Una de las formas principales por las cuales satanás trajo esta apostasía, fue convenciendo a los creyentes de que esta o aquella iglesia (por ejemplo, la iglesia de Roma) era infalible e indefectible, y por lo tanto nunca podría apostatar completamente de la fe.
Por este medio, satanás engañó a muchos “creyentes” para que rechazaran las advertencias dadas por el Espíritu, y de este modo les dio falsa seguridad.
Debido a que las advertencias del Espíritu fueron descuidadas y abandonadas, los creyentes fueron engañados y no velaron. Así pues, muchos creyentes, pensando que su iglesia era infalible e indefectible y que nunca podría apostatar, fueron fácilmente conducidos a aquella gran apostasía, la cual llegó a su colmo en la iglesia de Roma.
El diablo persuadió a los “cristianos” a creer que las enseñanzas falsas eran la verdad y así, les guio a justificar la apostasía, basándose en la doctrina de su supuesta indefectibilidad.
CUATRO ADVERTENCIAS BASICAS DADAS POR EL ESPIRITU SANTO:
- La primera advertencia fue que de entre ellos mismos (de entre los pastores y maestros de la iglesia) se levantarían hombres que hablarían cosas
- La segunda advertencia fue que lobos rapaces entrarían en medio de ellos y no perdonarían al rebaño.
- La tercera advertencia fue que la gente se cansaría de escuchar la sana doctrina, y darían la espalda a la verdad, volviéndose a las fábulas.
- La cuarta advertencia fue que una apostasía general, gradual, secreta y misteriosa surgiría en toda la iglesia visible. Esto fue el “misterio de la iniquidad” (1Tesalonicenses 2:7).
En su debido tiempo todas esas advertencias proféticas fueron cumplidas.
- Muchos de los llamados “padres de la iglesia primitiva” (es decir los maestros principales en los primeros siglos posteriores al tiempo apostólico), especialmente entre aquellos cuyos escritos han sido transmitidos hasta nosotros; descuidaron el evangelio y su
En vez de enseñar la verdad, ellos abrazaron y enseñaron muchas cosas perversas y contrarias al evangelio que les había sido encomendado. No trataron los grandes misterios evangélicos con aquella reverencia y temor piadoso, lo cual era su deber. Mientras que sostenían los principios fundamentales del cristianismo, corrompieron y rebajaron la pura y santa doctrina de Jesús y sus apóstoles. Esto lo hicieron por medio de especulaciones ingeniosas, prejuicios filosóficos y presuposiciones, por exposiciones alegóricas de invención humana y por ideas u opiniones contrarias a la palabra de Dios. Entonces la primera advertencia llegó a ser una realidad.
- Entonces entraron a la iglesia herejes de toda clase, a quienes yo considero como los “lobos rapaces” de los cuales Pablo advirtió.
Había aquellos herejes quienes a pesar del evangelio y en contradicción a él, cayeron en extravagantes imaginaciones paganas y tontas; en fantasías interminables e ininteligibles, y todo esto fue acompañado en su mayor parte por prácticas impías. Y aunque conservaban el nombre de “cristianos”, ellos apostataron total y completamente de Cristo y su evangelio. Pedro profetizó acerca de la venida de estos herejes (2Pedro 2:1-2).
A tales herejes pertenecían los gnósticos, Había otro tipo de herejías y de apostasía real del misterio del evangelio, cuyos autores y seguidores todavía pretendían estar apegados a la fe cristiana y profesaban ser cristianos. Esas herejías concernían a las doctrinas de la persona y la gracia de Cristo.
Los arrianos negaban la deidad de Cristo. Los pelagianos negaban su redención, sus méritos y su gracia. El arrianismo se derramaba como un diluvio de la boca de la vieja serpiente, arrastrando todo como un torrente, mientras que el pelagianismo, como un veneno mortífero, se adhería a los órganos vitales de la iglesia. Pero, aunque el arrianismo ha sido barrido de la iglesia.
- La última advertencia del Espíritu Santo fue respecto a la obra secreta del “misterio de iniquidad”.
Esta fue aquella apostasía fatal llevada a cabo por los maestros falsos, los lobos rapaces, el cansancio de escuchar la sana doctrina y otros engaños innumerables de satanás, junto con la vanidad de las mentes y las concupiscencias de los corazones de los hombres. Bajo esta apostasía terrible, el mundo gemía y a través de ella fue arruinado. Esta terrible apostasía alcanzó su cenit en el papado.
El vino puro del evangelio fue envenenado y la adoración pura del evangelio fue temiblemente corrompida, de tal modo que ya no refrescaba las almas de los hombres, sino más bien vino a ser amargo para sus almas. Y de igual manera como Cristo en la cruz después de probar el vinagre no lo bebió, así también los hombres rehusaron beber el evangelio amargo y envenenado.
Durante este tiempo la iglesia verdadera fue obligada a huir al desierto, en donde estaba nutrida secretamente por el Espíritu de la palabra de Dios y los pocos testigos que todavía permanecían, profetizaron vestidos de cilicio y sellaron su testimonio con su sangre. (Apocalipsis 12:6, 11; 11:3, 7 y 8)
Entonces Dios en su gracia, visitó al remanente de su heredad y levantó a muchos siervos fieles de Cristo, por quienes la obra de la reforma comenzó exitosamente y fue llevada a muchas naciones e iglesias.
El hecho de que la reforma fue una obra verdadera de Dios es manifiesto por las verdades siguientes:
- La doctrina básica de los reformadores estaba de acuerdo con la
- Las conciencias de los hombres fueron libradas de la esclavitud de temor, de supersticiones e ideas necias por medio de la verdad y dirigidas a los caminos de la obediencia evangélica.
- A muchos les fue concedido por Cristo, no solo que creyeran en El, sino que también sufrieran por El y sellaron su testimonio con su sangre. El martirio de ellos influyó a muchos que los vieron morir, a salir del Romanismo y a entrar a la luz gloriosa del evangelio de
- El fruto que la reforma produjo en muchas naciones, testifica que esta obra fue verdaderamente de Este fruto incluyó la verdadera conversión de multitudes a Dios, su crecimiento espiritual y obediencia santa, y su sólido consuelo espiritual en la vida y en la muerte, además de muchas otras bendiciones espirituales.
- No puede ser negado que muchas iglesias se recuperaron de la enfermedad mortal bajo la cual habían yacido tanto tiempo. Pero para alcanzar la salud perfecta y completa, y para prevenir una recaída se necesita mucho cuidado y Pero en vez de proceder adelante con la obra de la reforma, hasta que toda apostasía fuese barrida, el poder de la reforma perdió su fuerza, e iglesias que habían sido libradas de Roma, comenzaron a hundirse otra vez en la apostasía. Así pues, tenemos otra evidencia triste de la tendencia de los hombres a cansarse de las verdades del evangelio, después de haberlas recibido y por varias razones volverse atrás hacia los caminos de la apostasía.
Algunos regresan a la Iglesia Católica Romana porque su sacramentalismo les parece como un camino fácil para tratar con su conciencia de culpa, o porque creen que esa religión ocultará sus pecados. Siempre existen aquellos que, igual como los israelitas, prefieren que alguien les guíe nuevamente a Egipto, en vez de pasar por el desierto y llegar a la tierra prometida.
No obstante, desde la reforma, otras desviaciones del evangelio han surgido. No solo el arminianismo ha influido a mucha gente, pero también el socinianismo. El socinianismo tiene sus raíces en el tiempo de la reforma, en los pensamientos de Laelius Socinus y fue promulgado por su sobrino Faustus Socinus. El Socinianismo es en esencia, un intento por racionalizar la fe cristiana, haciendo que la razón humana caída sea la regla para determinar nuestras creencias. Como consecuencia, el socinianismo negó la Trinidad, la encarnación y la deidad del Señor Jesucristo y otras doctrinas fundamentales. El socinianismo en cualquier forma que aparezca, claramente involucra un rechazo completo del evangelio. (Nota: Una forma moderna del socinianismo se manifiesta en las doctrinas falsas sostenidas por los así llamados “testigos de Jehová”).
Tales ataques en contra del cristianismo genuino, pueden en ocasiones debilitar el testimonio de los creyentes verdaderos. Por lo tanto, es importante para nosotros hacer la pregunta:
¿Qué es lo que está detrás de estas manifestaciones de apostasía?… Esto es lo que trataremos EL MES SIGUIENTE