EL CIELO, NUESTRA ESPERANZA

01
Oct
octubre

Tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. —2 CORINTIOS 5.1

LA GLORIA POR DELANTE

La muerte tampoco es el final de la historia para usted como cristiano. Sólo somos peregrinos y vamos por este mundo físico con sus dolores y sufrimientos.

¡Hay vida más allá de la muerte! Esta es la bien definida promesa de Dios en la Biblia.

Un joven con una enfermedad incurable se comenta que dijo: «No creo que temería morir si supiera qué me espera después de la muerte». Evidentemente este joven no había oído del cielo que Dios tiene preparado para los que lo aman. En los cristianos no debe haber temor. ¡Cristo nos ha dado esperanza!

¿Tiene usted esperanza en su corazón?

¿Sabe que si muere esta noche irá al cielo a reunirse con Cristo para siempre?

Puede saberlo si confía en Cristo como su Salvador y Señor.

Él dijo: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; […] voy, pues, a preparar lugar para vosotros […] vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis (Juan 14.1-3).

Para los cristianos, la tumba no es el final, ni la muerte una calamidad.

Tenemos una esperanza gloriosa: la esperanza del cielo.

¿CÓMO ES ELCIELO?

El cielo es bello. ¡Es indescriptible e inconcebiblemente bello!

El cielo no puede ser otra cosa, porque es la casa del Padre, y Él es el Dios de la belleza.

Mire el mundo que nos rodea. ¡Dios lo hizo! Dondequiera que miramos nos rodea una belleza asombrosa. Y la misma mano que hizo los árboles, los campos, las flores, los mares, las colinas y las nubes hizo para nosotros un

hogar llamado cielo.

Es un lugar tan bello que cuando al apóstol Juan se le permitió una breve visión de este, dijo que lo único con lo que lo podía comparar era con la belleza de una joven en su día de boda.

Dijo que el cielo era «como una novia hermosamente vestida para su prometido» (Apocalipsis 21:2).

El cielo será alegre.

Piense en un lugar en el que no habrá pecado, tristeza, peleas, malentendidos, sentimientos heridos, dolor, enfermedad, lamento, noche ni muerte.

La casa de Dios será un hogar feliz porque no habrá nada en ella que impida la felicidad (Apocalipsis 21.4).

El cielo también será alegre porque es un lugar de música y canto.

La Biblia dice que suena como estruendo de muchas aguas que gritan: «¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!» (Apocalipsis 19.6).

Y el cielo será eterno.

¿Qué hará que el cielo sea tan deleitable? Será que contemplaremos al Rey en su belleza y lo veremos cara a cara. Estaremos en la misma presencia del Dios viviente y su magnífico Hijo por toda la eternidad. ¡Por eso es que el cielo es glorioso!

Cristo estará ahí con nosotros.

Él será el mismo centro del cielo. A Él se volverán todos los corazones, y todo ojo descansará en Él. Y descansaremos seguros en su presencia para siempre.

¿NO QUIERE IR ALLÍ?

¡El cielo es un lugar maravilloso! Es un lugar de paz y gozo inagotable.

¿No quiere ir allí? Yo sí quiero, y le pido a Dios que usted lo quiera también.

Hasta ese día glorioso, vivamos para Cristo. Confiemos en Él. Volvámonos a Él en nuestros momentos de necesidad. Y con gozo caminemos tomados de la mano de nuestro Señor Jesucristo, a pesar de nuestras circunstancias, hasta que lleguemos a estar con Él por toda la eternidad. ¡Ese es el verdadero camino a la paz personal![Jesús dijo:] La paz os dejo, mi paz os doy […] No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. —JUAN 14.27

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